Extremada sensibilidad que te adhieres a la piel
dejando perenne el vello de punta.
Y a mí me vuelves extrema, también,
me haces reír y llorar con sólo un parpadeo,
me exaltas y me degradas a tu antojo
y sin ser aditiva,
te intuyo narcótica.
Excesiva sensibilidad,
te odio y te amo,
provocas en mí todo tipo de demencias,
y me tornas suave y áspera,
excitada y serena.
atenta y callada.
Pero, cómo no ser extremada,
cómo permanecer inmune ante los cambios,
ante los pasos, los saltos.
Cómo permanecer inmune antes las palabras,
ante las verdades insólitas escritas y leídas por pocos.
Cómo no convertirme en extrema,
y no ser cautivada por la excesiva y extremada.
Paloma ha dado con la clave de la vida
y nos la da, para que busquemos los siempres,
sí, los siempres, en los jamases.
Y teniendo la clave,
cómo no va a aparecer la sensibilidad extremada
dejando perenne el vello de punta.
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