Efímero, fugaz y a su vez eterno, inmortal
capaz de enervarte por dicha fugacidad o dicha inmortalidad,
Pero, es entonces cuando me doy cuenta de que no existe el tiempo.
Y si no existe no puede enervarme, ni alterarme, ni irritarme…
no puede…
En realidad hoy no puede enervarme nada,
ni alterarme nada,
ni irritarme nada,
porque la verdad,
esa objetiva, intocable, impoluta e inalcanzable
empieza a toparse con la otra verdad,
la subjetiva, tangible, imperfecta y sí, alcanzable.
Empiezan a acariciarse, a buscarse, a quererse…
pero nunca llegarán a nada más,
nunca harán el amor,
nunca se abrazarán del todo,
pero por lo menos hoy se acarician.
No llegarán a nada
porque es una relación imposible,
pero la buscaré y la perseguiré toda la eternidad,
ya que, al fin y al cabo, es el amor de mi vida
y de la tuya, aunque no te des cuenta,
y de la de él, aunque no se dé cuenta,
y de la de ella, aunque no se dé cuenta.
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