lunes, 12 de diciembre de 2011

Disfrazados ellos con trajes negros,
pintadas ellas los labios rojos
comen para saciar la gula que la desazón les provoca,
duermen para callar la conciencia que sus mentes invocan,
confabulan una eternidad de hipótesis sobre cómo cambiar el mundo,
mientras matan cada día a niños con sus trajes y sus lujos.

Disfrazados ellos con trajes negros,
pintadas ellas los labios rojos,
beben para paliar la sed que la indiferencia les desata,
miran la tele para silenciar las dudas que la vida les depara,
deambulan en un infinito de conversaciones absurdas sobre el otro,
mientras matan cada día a niños con sus prejuicios y despojos.

Disfrazados ellos con trajes negros,
pintadas ellas los labios rojos,
trabajan para adquirir el metal que el egoísmo les implora,
corren para atesorar en vano el tiempo que la vida les otorga,
desarrollan sin medida y sin conciencia la involución del hombre y la mujer,
mientras matan cada día a niños con sus discusiones y tozudez.

Disfrazados ellos con trajes negros,
pintadas ellas los labios rojos.




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