domingo, 23 de enero de 2011





El tiempo se vuelve relativo,

la penumbra se aposenta,

los libros aumentan

y la vida, un reflejo de emociones inexactas,

interpretadas al azar según la luz solar.


La incertidumbre cubre cada percepción,

nublándola y transformándola.

Se relame en el cuerpo,

bombeando al núcleo,

acariciando la epidermis,

y dilatando las pupilas,

como si de un efecto narcótico se tratara.


La excitación por el crecimiento

se contagia por todos los poros

y acabas gozando antes de empezar,

soñando antes de dormir,

deliberando antes de llegar,

y deleitándote en recreaciones ilusorias,

compaginadas con alientos arbitrarios.


La perplejidad irradia por momentos,

sin control y sin intención de ser controlada,

sustenta cada paso diario,

languidece la pereza,

y relega al miedo,

guiando el retiro,

y afianzando la entelequia.


El nuevo caminar devora al viejo

y el tiempo se vuelve relativo,

la penumbra se aposenta

los libros aumentan

y la vida, un sin fin de calamidades,

banalidades y escepticismos irreales.



miércoles, 19 de enero de 2011


El viaje del descubrimiento,

duro,

arduo,

solitario,

no sabes cómo ha empezado,

ni quién o qué lo ha iniciado,

pero de repente,

estás haciéndote un té para ti sola,

un té que arde, pero que sabe como nunca.

Sí, de repente está cambiando todo,

estás viajando sin moverte,

y sin que nadie se dé cuenta,

sin que nada cambie,

sin que el alrededor se mueva un ápice,

pero está cambiando todo,

por el simple hecho de que tú cambias.

El viaje no sabes cuánto va a durar,

aunque empiezas a intuir

que durará toda la vida…

y empiezas a desear

que dure toda la vida…

pero,

esperando que se compagine

la dureza y la soledad,

con la suavidad y la compañía,

y sabes que lo hará,

por eso, respiras tranquila.

miércoles, 12 de enero de 2011


Efímero, fugaz y a su vez eterno, inmortal

capaz de enervarte por dicha fugacidad o dicha inmortalidad,

Pero, es entonces cuando me doy cuenta de que no existe el tiempo.

Y si no existe no puede enervarme, ni alterarme, ni irritarme…

no puede…


En realidad hoy no puede enervarme nada,

ni alterarme nada,

ni irritarme nada,

porque la verdad,

esa objetiva, intocable, impoluta e inalcanzable

empieza a toparse con la otra verdad,

la subjetiva, tangible, imperfecta y sí, alcanzable.

Empiezan a acariciarse, a buscarse, a quererse…

pero nunca llegarán a nada más,

nunca harán el amor,

nunca se abrazarán del todo,

pero por lo menos hoy se acarician.


No llegarán a nada

porque es una relación imposible,

pero la buscaré y la perseguiré toda la eternidad,

ya que, al fin y al cabo, es el amor de mi vida

y de la tuya, aunque no te des cuenta,

y de la de él, aunque no se dé cuenta,

y de la de ella, aunque no se dé cuenta.

domingo, 9 de enero de 2011

Viaje de vuelta a "La Encantada"


Volver para...



Para poder llegar a fluir,

sin pensarlo, sólo sentirlo,

como aquí...

Para poder llegar a estar en paz,

sin necesitarlo, sólo respirándolo,

como aquí...

Para poder llegar a reflexionar,

sin pretenderlo, sólo teniéndolo,

como aquí...

Para poder sentirte libre, sola y viva,

pero, sin ser libre, ni estar sola,

aunque sí viva.

Para poder sentirte sin complicaciones,

sin prisas, sin pausas, sin nadie, sin nada…

para poder sentirte tú.

Para poder sentirte con calma,

con ganas, con tiempo, con dulzura,

para poder sentirte bien,

como aquí...

martes, 4 de enero de 2011

La ventaja de empezar

La ventaja de empezar,

empezar de nuevo, de cero.

Sin juicios, ni prejuicios,

sin rutinas, sin convencionalismos,

comentar una nueva visión de ti,

de él,

de ella,

de mí.

Comenzar un nuevo año, aventura y locura,

dentro de otro yo, que espera saltar.

Y espera con V de aVanzar, eVolucionar, Volar…

y con V de ventaja.

La ventaja de empezar a cambiar todo,

sin cambiar nada,

sintiendo como cada poro de la piel se dilata,

se contrae,

y se vuelva a dilatar.

La ventaja de empezar,

tú, que lees, puedes elegir esta ventaja,

sin presiones, sin irritarte, sin enfadarte…

puedes empezar cuando quieras,

cuando sea tu tiempo, tu momento,

yo empiezo ya, de cero, de nuevo.

Te espero en mi otro yo,

y en tu otro tú,

para encontrarnos en otro tiempo,

y en otro espacio, que aunque sea el mismo, no será igual.